Tanto si eres una persona a la que le apasiona tomar el sol en verano como si esta es una actividad que aborreces, la incidencia de los rayos solares sobre tu piel es inevitable si sales al exterior y puede ocasionarte daños irreparables si no tomas las medidas necesarias. Usar crema solar es el básico que siempre se recomienda cuando llegan las altas temperaturas, pero hay muchas más cosas que puedes hacer para protegerte antes, durante y después de la exposición solar.

Antes de la exposición solar

Como se suele decir, mejor prevenir que curar, así que es fundamental ponerle mucha atención a esta fase previa a recibir los rayos solares si no quieres acabar sufriendo de manchas, envejecimiento prematuro o incluso cáncer de piel.

Lo mejor es empezar por una buena limpieza y exfoliación para fomentar la regeneración celular y que nuestra piel esté más fuerte, elástica y luminosa. También podemos ayudar a potenciar estos resultados realizándonos tratamientos revitalizantes o tomando nutricosméticos destinados al cuidado dérmico, como los de Arôms Natur, y por supuesto siguiendo una dieta equilibrada rica en agua.

Por último debemos aplicarnos el protector solar en casa, en torno a unos 30 minutos antes de exponernos al sol. Hacerlo una vez salimos al exterior nos deja totalmente desprotegidos durante un tiempo, ya que la acción de las cremas tarda en hacer efecto por lo que podríamos quemarnos sin darnos cuenta.

Durante la exposición solar

Para empezar, lo primero de lo que hay que ser consciente es que estar expuesto al sol no es aconsejable en todas las circunstancias. Así que si lo podemos evitar, no debemos dejar que los rayos solares incidan sobre nosotros durante las horas centrales del día y tampoco si tenemos la piel sensible o irritada, por ejemplo tras realizar una depilación.

Una vez que ya estemos expuestos al astro rey debemos cuidarnos de usar un protector con un FPS adecuado a nuestro tipo de piel y de reaplicarlo cada cierto tiempo y sobre todo después de bañarnos. También es importante utilizar ropa y accesorios adecuados, como gafas, sombreros o gorros, para proteger las zonas más delicadas de nuestro cuerpo y no excedernos en el número de horas que pasamos bajo el sol.

Después de la exposición solar

Tras una jornada al sol es probable que nuestra piel necesite cuidados para calmarla y restablecer su estado normal. Recordemos que el bronceado no es más que una respuesta de la piel para protegernos de los rayos UV, por lo que unos cuidados extra nos vendrán genial para evitar sus efectos nocivos.

Una ducha fría nunca viene mal para calmar y relajar la piel. Si usamos algún gel o jabón este deberá ser lo más natural posible, sin detergentes ni perfumes y mejor si tiene un pH ligeramente ácido. Tras la ducha viene el momento de la hidratación y al igual que con el gel deberemos utilizar productos lo más respetuosos posible con la piel. Lo ideal son cremas ligeras sin perfumes o after sun, que está especialmente indicado para este cometido. Por último y antes de irnos a dormir podemos utilizar un sérum rico en vitamina C si hemos estado muy expuestos a la radiación durante el día.

Con estos consejos podrás evitar todos los daños del sol en tu piel mientras disfrutas con seguridad de sus beneficios, como lucir una piel bonita y bronceada. No olvides que la piel tiene memoria y todo lo que hagas ahora tendrá repercusión en el futuro, así que protégete.

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