La aplicación de contrastes térmicos (o aplicación de calor y frío de forma sucesiva) es una técnica con nada más y nada menos que 150 años de historia. Su nacimiento se remonta al siglo XIX, época en la que Sebastian Kneipp, un sacerdote alemán, comenzó a desarrollar un sistema basado en el uso del agua para tratar dolencias tanto del cuerpo como del alma. Tras muchos años de investigaciones, el llamado “médico del agua” acabaría creando la cura de Kneipp, un método centrado en la aplicación de agua a diferentes temperaturas mediante baños o chorros.
El éxito de los procedimientos de Kneipp fue arrollador: miles de personas de diversas clases sociales acudieron a él para recibir sus tratamientos de hidroterapia. No obstante, la eficacia del método no residía propiamente en el agua en sí, sino en el resultado clínico de aplicar sobre el cuerpo de los pacientes estímulos térmicos sucesivos.
Los efectos que se producen son la vasoconstricción sanguínea, en el caso del frío, y la vasodilatación, como reacción inmediata al calor. Mediante estos procedimientos se ponen en marcha los mecanismos naturales de eliminación de toxinas y reequilibrio de la sangre y de nutrición, oxigenación e hidratación de los tejidos del cuerpo.
Actualmente ya no es necesario que realices duchas o inmersiones en agua para disfrutar del poder de los contrastes térmicos. En Depidel te lo ponemos fácil gracias a nuestros tratamientos con Therapy Cool, un equipo patentado que te permite disfrutar de todos los beneficios de los tratamientos de hidroterapia desde la comodidad de una camilla y sin tener contacto con el agua.